El mundo escudriñado detrás de una barra.

Al otro lado

Cuando era pequeño quería ser un astronauta, bueno, he hecho a más de uno ver las estrellas pero no a través de un trasbordador espacial y he conocido seres que bien podrían venir de un planeta lejano, o al menos eso es lo que desearían ellos.

Recuerdo esto, mientras paso la fregona por el local y borro todas sus huellas, para que todo vuelva a estar igual a como empezó, mi particular big bang.


Muchas de estas personas ya estarán durmiendo plácidamente y no recordaran nada de lo que han hecho hoy, por mi parte, mi misión es la de ser la gran conciencia que atestigüe su paso por este mundo.

No pretendo ser dios, no soy mejor que ellos, juntos formamos un gran club de perdedores condenados al olvido, sin embargo, paro un momento y miro las noticias en la tele y me doy cuenta de que el mundo ahí fuera no es un lugar mucho mejor, lo que pasa aquí no es más que una reproducción a pequeña escala del mundo exterior, algo en mi interior me dice que se puede encontrar la cura dentro de la enfermedad, estas vidas anónimas son el verdadero reflejo de nuestra sociedad, y no la gente que aparecerá en los libros de historia.

Tratare de ordenar el cosmos desde detrás de la barra.

miércoles, 27 de julio de 2011

Imanol

Después de 2 meses sin escribir sobre los personajes que vienen al bar, me apetecía hablar sobre uno de los grandes clásicos: Imanol, uno de los parroquianos más habituales que acude a diario para tomarse unos carajillos. Una vez desinhibido, a Imanol se le suelta la lengua y ya no hay quién lo pare, solía explicarnos "el porqué de las cosas", según Imanol,  el culpable siempre es el mismo, ya sea por acción u omisión, todas sus iras iban destinadas a la clase política que se abastece gracias a la sangre del pueblo.







Un día que Atilano estaba desconectado de la maquina (para jugar un mus), Imanol empezó a soltar de nuevo su retahíla de insultos dirigida a “esa pandilla de chupópteros que habría que erradicar del planeta”, Atilano, ni corto, ni perezoso, desafío a Imanol diciéndole que si tanto sabía como para cambiar el país... ¿¿por qué no se dedicaba él a la política??; aunque Imanol tiene una habilidad innata para salirse por la tangente, Atilano fue a más hasta acusarle de padecer el síndrome de klinefelter (hablando en plata… le dijo a Imanol que no había cojones).


El alcohol tiene un efecto distinto en cada momento y persona, y Imanol es de ese tipo de alcohólicos capaces de acometer las mayores bravuconadas con unas copas de más.


Todos sabemos que en realidad de política no tiene ni puñetera idea; aún así, Imanol, incapaz de hilar un discurso coherente, termino como candidato a la alcaldía. Y lo cierto es que sabe moverse como pez en el agua en este submundo que es el bar, donde quién más o menos todos estamos bien jodidos, vamos que ahora tiene el terreno abonado como para triunfar sin tener que cambiar un ápice sus fanfarronadas , además, resulta divertido ver como ha terminado convirtiéndose en aquello que odiaba… Atilano y yo pensamos votarle.