El mundo escudriñado detrás de una barra.

Al otro lado

Cuando era pequeño quería ser un astronauta, bueno, he hecho a más de uno ver las estrellas pero no a través de un trasbordador espacial y he conocido seres que bien podrían venir de un planeta lejano, o al menos eso es lo que desearían ellos.

Recuerdo esto, mientras paso la fregona por el local y borro todas sus huellas, para que todo vuelva a estar igual a como empezó, mi particular big bang.


Muchas de estas personas ya estarán durmiendo plácidamente y no recordaran nada de lo que han hecho hoy, por mi parte, mi misión es la de ser la gran conciencia que atestigüe su paso por este mundo.

No pretendo ser dios, no soy mejor que ellos, juntos formamos un gran club de perdedores condenados al olvido, sin embargo, paro un momento y miro las noticias en la tele y me doy cuenta de que el mundo ahí fuera no es un lugar mucho mejor, lo que pasa aquí no es más que una reproducción a pequeña escala del mundo exterior, algo en mi interior me dice que se puede encontrar la cura dentro de la enfermedad, estas vidas anónimas son el verdadero reflejo de nuestra sociedad, y no la gente que aparecerá en los libros de historia.

Tratare de ordenar el cosmos desde detrás de la barra.

viernes, 4 de febrero de 2011

Lola

Lola y su marido también tenían un bar en el barrio, pero Lola se lo bebio literalmente. El bar no es lo único con lo que terminó Lola, ya que hace un par de años su marido murió cansado de aguantar a una alcohólica. Pese a ser una borracha, Lola presume de nunca haber bebido estando sola, supongo que es por la compañía por lo que pasa casi más tiempo en el bar que yo. Lola parece no saber vivir en el mundo exterior, culpa a ese mundo en crisis de sus desdichas, pero la verdad es que antes de que todo esto estallara, Lola ya era una alcohólica y una pobre desgraciada.

Una pensión de viudedad da para un montón de cañas al mes. Bebe siempre cerveza porque si bebe otra cosa no llega consciente al medio día. Aunque bajo su criterio no tengo ni puta idea de tirar una caña decentemente, ella se las bebe como si fuesen a prohibirlo mañana, cosa que no descarta después de que hayan prohibido fumar en los bares. La ley antitabaco ha dejado como mayor damnificada a la pobre Lola, ya que para ella el bar es su casa. Desde que llegó el 2011, Lola se fuma un paquete y medio de “Ducados” al día en la puerta. A última hora, cuando estamos barriendo, bajamos el cierre y la dejamos fumar dentro. Hace cosa de un mes un joven la llamó maleducada por incumplir la ley, a lo que Lola reacciono tirándole un vaso en la cabeza, suerte que estaba demasiado borracha para acertar y el vidrio aterrizo en la foto frontal de la anacrónica máquina de tabaco, derramando lo que quedaba de cerveza por un lejano bosque.




No hay comentarios:

Publicar un comentario