El mundo escudriñado detrás de una barra.

Al otro lado

Cuando era pequeño quería ser un astronauta, bueno, he hecho a más de uno ver las estrellas pero no a través de un trasbordador espacial y he conocido seres que bien podrían venir de un planeta lejano, o al menos eso es lo que desearían ellos.

Recuerdo esto, mientras paso la fregona por el local y borro todas sus huellas, para que todo vuelva a estar igual a como empezó, mi particular big bang.


Muchas de estas personas ya estarán durmiendo plácidamente y no recordaran nada de lo que han hecho hoy, por mi parte, mi misión es la de ser la gran conciencia que atestigüe su paso por este mundo.

No pretendo ser dios, no soy mejor que ellos, juntos formamos un gran club de perdedores condenados al olvido, sin embargo, paro un momento y miro las noticias en la tele y me doy cuenta de que el mundo ahí fuera no es un lugar mucho mejor, lo que pasa aquí no es más que una reproducción a pequeña escala del mundo exterior, algo en mi interior me dice que se puede encontrar la cura dentro de la enfermedad, estas vidas anónimas son el verdadero reflejo de nuestra sociedad, y no la gente que aparecerá en los libros de historia.

Tratare de ordenar el cosmos desde detrás de la barra.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Agatha y Prudencia


Era una tranquila tarde de septiembre, los 28º de la calle apenas se hacían notar en el bar, las melodías de una máquina tragaperras incentivada por las monedas de Atilano eran nuestra sedante banda sonora mientras el verano insistía en prolongarse hasta el mes de octubre, de repente el oscuro local se inundo de luz, alguien acababa de entrar y con ello había elevado la media de edad considerablemente.

Nada menos que la madre de Valentín, su hijo se puso colorado como un tomate al verla y despegó inmediatamente su temblorosa mano del whisky, como si no fuera para él; su madre le explicó que por lo visto habían cerrado la pastelería a la que solía ir a tomar el té con Prudencia, y habían tenido la ocurrencia de ir a hacerle compañía a su solitario hijo. Era evidente que Valentín no estaba cómodo con aquellas dos señoras y, tras unos minutos de cortesía, se despidió aludiendo a que debía corregir unos exámenes (pese a que el año lectivo apenas acababa de empezar…), entonces Agatha y Prudencia se sentaron en una de las mesitas junto a la ventana y sobre ellas reposaron sus bolsos.

Mientras servía el té a aquellas señoras, Agatha me preguntó si podía sacarle unas pastitas para acompañar; bueno…, lo cierto es que no tenía nada de eso, nunca lo había tenido porque mi bar estaba enfocado a otro tipo de público, pero justo en ese momento recordé que Dafne me había traído una caja de “brownies” de su viaje a Ámsterdam, coloque los bizcochos sobre una bandeja plateada y se los serví ante sus miradas de satisfacción, quizá me tachéis de moñas pero me encanta ver esa cara en mis clientes.





Si antes eran las melodías de la tragaperras la banda sonora del local, ahora solo se oían las sonoras carcajadas de Agatha y Prudencia…  No sé que estarían hablando las alegres jubiladas pero lloraban de la felicidad.

Nuevamente, se hizo la luz en la oscuridad del bar y las caras de Agatha y Prudencia se tornaron en disgusto mientras Patrick entraba con cinco gafas de sol sobre su cabeza, al menos un centenar de pulseritas en sus brazos y un maletín lleno de relojes de imitación… “¡¡¡UN NEGRO!!”, fue el saludo descortés de Prudencia, constatando el color de la piel de Patrick como si fuera un hecho imperceptible para el resto; este senegalés había venido a España lleno de ilusión para ahora tener que malvivir gracias a la venta ambulante de baratijas (quizá otro día os hable de él); a Agatha se le cayó la taza de té y ambas se quedaron rígidas y silenciosas hasta que Patrick volvió a salir del local apesadumbrado por la evidente mentalidad retrograda de las ancianas. A ambas se les escapo una risita ahogada por poco tiempo, pues rápidamente iría en aumento e incluso se vería amplificada; sin duda, volvían a estar completamente desinhibidas y ya se podían oír a Agatha hablando del miedo que había pasado o a Prudencia tratando de averiguar si su compañera había notado el mal olor que emanaba el africano… Ya no quedaba ni un solo “brownie” en la bandeja y casi todo el té estaba desparramado por la mesa, por supuesto mi disgusto era evidente. Aquello era un show dantesco e incluso Atilano sintió vergüenza ajena, abandono el vicio y se fue a su casa; tampoco podía echarlas, así que decidí pasar la fregona para ver si comprendían que allí estaban de más…; y por supuesto no lo entendieron, sino que me dijeron “niño, ¡sácanos un plato de jamón serrano!” …  Joder, odio que me hablen de esa manera…, dudo mucho que a nadie le guste, ¡que cojones!

Les puse un plato de jamón con bien de grasa a aquellas puercas, si querían blanco allí lo iban a tener.  Solo en los documentales había visto a las hienas comer con tanta voracidad… Mientras engullían el alimento ruidosamente pude deleitarme escuchando algunos otros comentarios: lo bien que se estaba con el “caudillo”, lo importante que era mantener la familia y la pureza de raza (pese a que Prudencia no tenía hijos y a Agatha le había salido un completo pusilánime) o incluso como nuestro actual presidente, el bendito Rajoy, había sido “abducido” tras su viaje a Méjico, por lo visto aquel era un país masón y los masones querían dominar el mundo con sus siniestras argucias…; como si no fuera bastante con la que estaba cayendo…

Esa misma noche estuve en el piso de Dafne y me explicó que aquellos “brownies”  los había comprado en un “coffee shop” y por lo visto estaban rellenos de marihuana, gracias a dios al comer el jamón los efectos habían disminuido; ya era noche cerrada cuando las señoras se fueron del bar mientras halagaban mis productos y como daba gusto que todavía hubiera negocios regentados por españoles.

Al día siguiente vinieron con Agatha y Prudencia nada menos que otras ocho señoronas de la misma calaña,  también querían probar aquellos deliciosos bizcochos, yo me excuse… “ya no me quedan más” , pero sÍ les saque un plato de jamón, esta vez lo corte de una pata en estado de semiputrefacción para ver si por fin captaban la indirecta; por supuesto nunca volví a verlas por aquí, aunque de vez en cuando, Valentín me informa de que su madre está interesada en saber si he vuelto a recibir bizcochos.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Dafne

Su piel era blanca como la leche, cabello rubio recogido con una coleta y una camiseta bastante holgada de Violadores del verso que hacía intuir unas tetas enormes, unos pantalones de senderismo Decathlon y unas zapatillas DC blancas; su forma de vestir era como ponerle un marco de Ikea a un Miguel Ángel. 

Dafne abrió la puerta de un bar lleno a rebosar. Era la final de la Copa del rey del año 2011, jugaba el Real Madrid contra el Barcelona y a Dafne la acompañaba una morenita que tampoco estaba nada mal. Desde el primer momento no pude evitar centrar mi mirada en ella; como si el destino estuviera de mi parte, la rubia también se fijo en mí y nos miramos a los ojos con intensidad, sin desviar ni un ápice la mirada hacía el televisor, Dafne y su amiga llegaron hasta la barra, y yo me olvidé hasta de que era el barman ; como un idiota me presenté ante ella con dos besos, ella me devolvió a la cruda realidad al pedirme dos jarras de cerveza que ellas beberían apasionadamente y a gran velocidad sin volver a reparar en mi presencia ni por un instante… Solo volverían a dirigirse a mí al terminar la cerveza para pedir otras dos… 

Mientras los dos rivales llegaban a la prórroga, Dafne y su amiga no paraban de reírse y hacer bromas, cantaban “alcohol, alcohol, alcohol… A algunos les molestaba, otros las acompañaban a viva voz… Al fin y al cabo el duelo entre aquellos multimillonarios equipos empezaba ya a estar un poco trillado…




Dafne se fue un momento al baño y al volver parecía renovada, esta vez quería que las invitara a unos chupitos… No soy muy dado a invitar a nada, pero lo entendí como pago por no haberles quitado el ojo de encima en toda la noche. Más tarde, al inspeccionar el baño encontré un polvo blanco, eso explicaría que Dafne y su amiga fueran capaces de soportar tal desmesurada ingesta de alcohol; se lo pregunté al terminar el partido, cuando nos quedamos solos los tres, Dafne no solo no lo negó sino que me pregunto si estaba interesado en comprarle cocaína… Me sorprendió tanto que no pude evitar una sonora carcajada, le contesté al vacile replicándole que no creía que llevara suficiente “farina” encima como para pagar todo lo que se había bebido… Seguidamente le pedí que me pagara en efectivo aquella increíble suma de jarras, cubatas y chupitos, cosa que hizo en el acto con unos cuantos billetes arrugados mientras me indicaba chulescamente que me quedara con el cambio. La verdad es que si no hubiera estado tan buena las cosas hubieran sido muy distintas… 

Se hizo tarde y eché la persiana; aun acompañaría a Dafne unas horas, nos fumamos un porro en el local cerrado, luego caminamos hacia su casa, hacía su dormitorio y finalmente hacia su pelvis, azuzada ella por la mierda que se había tomado y yo por cierto enamoramiento; nos apareamos como monos en celo y, al terminar de corrernos, bromeé al decirle que no estaba nada mal para un miércoles… Ella sonrió agotada y se quedó dormida, yo la arropé de forma paternalista (volvería a ejercer ese papel muchas más veces de las que me gustaría) y me fui a mi casa donde con la ducha llegaron los recuerdos y la inevitable paja.

Así comenzamos a vernos esporádicamente, aunque algunas veces acabara pidiéndole un taxi porque se había puesto demasiado alegre, demasiado pronto…, aunque tuviera que advertirle que no podía hacer trapicheos en mi local, aunque a veces su aspecto fuera fantasmagórico, aunque se fuera de viaje a Italia, Malta, Marruecos… A la menor ocasión y sin ni siquiera mandar un simple sms… Al volver, con la piel tostada por el sol, resplandeciente…, se me olvidaba toda la cantidad de mierda que me hacia tragar con sus locuras.

Lo cierto es que esta ciudad no estaba hecha para ella y las cosas se estaban poniendo cada vez peor: más redadas, menos beneficios y peores clientes… Al final, como tantos españoles ha tenido que emigrar, aunque en este caso haya sido a un destino turístico, donde por lo que se ve le va bastante bien. 

Dafne, esta va por ti…